viernes, 29 de febrero de 2008

Bellas artes

El mundo de Cristina.

Además del cine, otra rama del arte que influyó poderosamente en Recortadas es la pintura. Por ejemplo, la obra de Andrew Wyeth, más precisamente El mundo de Cristina.

El estadounidense Andrew Newell Wyeth (1917) comenzó a dedicarse seriamente a las artes plásticas a los 18 años. En sus pinturas pueden apreciarse paisajes y lugareños de su Pennsylvania natal (y de Maine, cuna de Stephen King). Los estudiosos del arte suelen incluirlo en la corriente conocida como Regionalismo, que reunía a artistas que, entre las décadas del ’30 y el ’40, retrataban de manera realista la vida rural norteamericana, en contraposición al creciente urbanismo industrial. Dentro del grupo suele incluirse a otro maestro por demás influyente: Edward Hopper.
Volviendo a Wyeth, su ojo para los detalles, así como la particular utilización de suaves cromados e impactantes colores , lo convirtieron en uno de los favoritos de los museos, principalmente del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
El mundo de Cristina nos muestra a una joven de espaldas, tirada en la hierva. A lo lejos, un camino y una casa de campo con granero cerca. Parece algo idílico, pero no es así. La imagen de la muchacha no trasmite calma, sino desesperación (no está en la hierva por puro placer), y genera preguntas. ¿Quién es Cristina? ¿Por qué se encuentra ahí tirada, como si alguien la hubiera dejado abandonada? ¿Qué le sucedió en realidad? ¿Qué ESTÁ por ocurrir?
Basta con investigar un poco para conocer los motivos. La Cristina del retrato está basada en una Cristina de la vida real, vecina de Wyeth e inválida. Y lo que está haciendo en la pintura es arrastrarse hasta la casa, hacia la posible salvación, a pesar de las enorme distancia y de la aparente ausencia de otro ser humano.
Tengan en cuenta que esto pasa en el campo: imaginen si la joven no llega a tiempo en busca de ayuda, si anochece, si las alimañas nocturnas salen de cacería y ella está demasiado exhausta como para defenderse...
Ciertamente, una obra inquietante, que, según De Caro, influyó en toda Recortadas.

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