lunes, 19 de noviembre de 2007

Rodando en La Plata

Sábado 17 de noviembre. La de hoy será una jornada de rodaje muy particular. Para empezar, el equipo de Recortadas debe regresar a La Plata, donde se filmaron varias escenas al comienzo del rodaje. Para aprovechar la luz del día, es preciso salir temprano.
BIEN TEMPRANO.
Si bien Laura no estará con nosotros este fin de semana, debemos reunirnos en su apartamento, ¡a las 5 AM! Por eso casi todos los integrantes del equipo que vivimos en la Zona Sur —Sebastián Fernández, Daniela Kronenberg y un servidor— viajamos en el auto del muchacho. En las calles, grupos de pibes en dirección a boliches o tomando cerveza en esquinas, y, ya en Capital, prostitutas en casi cada esquina. Todavía es de noche.
Llegamos bien. En la puerta, dos de los eléctricos. Entre ellos, Fede, quien parece venir de pasarla muy bien. “Perdí a Nacho en el camino”, logra decir.


Ya dentro del apartamento, Flora se encarga de atendernos. Al verla con el cigarrillo entre los dedos noto que tiembla. Menuda presión la que siente: durante este finde debe reemplazar a su inseparable Laura por primera vez en lo que va del rodaje. Pero es muy inteligente y resuelta, y lo hará muy bien.
Vale detenerse en las características del depto. Compacs de grandes bandas como The Cure, Bowie, The Flaming Lips. Posters relacionados con el cine (destaca uno de El ataque de la mujer gigante, semi clásico de los '50), y cuadros de Los Beatles. Hay fotos y posters hasta en el baño: los más llamativos muestran al futbolista David Beckham y a los Rompebodas Vince Vaughn y Owen Wilson en una foto de la revista Rolling Stone. En definitiva, un excelente gusto el de Laura (bueno, salvo por lo de Beckham, pero allá ella).
Va llegando el resto del equipo —entre ellos, Nacho, cuya ausencia preocupaba a algunos— y las actrices: Mariana, Chaco y Soelí, quien interpretará a la madre de Laly. Algunos bebemos té. Otros, el mate “tipo botellita” de Javi Facciuto. Sí, estamos todos medio dormidos, pero entusiasmados. De Caro bebe Speed, tal vez para cargar energías, ya que, al igual que la mayoría, viene de no dormir.
Faltando cinco minutos para las 6, partimos. Vamos en coches (cuatro en total), y en clave de caravana. Yo sigo viajando con Sebastián y con Daniela. Amanece.


Unos cuantos minutos después.
Vamos por la ruta. Sebastián y Daniela hablan de lo bueno que es salir con amigos, pero también del o lindo que sería estar de novio. “Alguien a quién llamar para saber cómo anda, alguien con quien ir al cine...”, confiesa el responsable del site.
A los costados, los edificios y casas comienzan ser reemplazados por pasto largo y árboles. Por entre las nubes (igualitas a puré que flota, como diría el gordo Casero) se filtran gruesos rayos de sol.
Una linda postal. Por el equipo de audio del auto suenan Los Cafres.


06:19.
Llegamos a La Plata.
Paramos en una estación de servicio, donde la mayoría aprovecha para abastecer los vehículos, estirar la piernas y hablar sobre las escenas a filmarse. Algunos compran café.
“Sigamos”, dice De Caro, quien luce una muy piola remera de Hellboy.
Quien escribe estas líneas no conoce mucho de La Plata, por lo que, durante la siguiente media hora, no deja de mirar por la ventanilla. Todavía es muy temprano, por lo que no hay nada demasiado llamativo. Eso sí. Muchas casas recuerdan a barrios de Banfield. Kronenberg, la banfileña del grupo, está totalmente de acuerdo.


A las 7 y minutos llegamos al locutorio, escenario de las primeras escenas que se filmarán. Nos recibe Eugenia Talice, productora y responsable de conseguir locaciones en tierras platenses.
Al comienzo de este post dije que era un día muy particular. El otro motivo de tanta particularidad es la de mi colaboración delante de cámara. Me toca interpretar a un nerd que chatea con el personaje de Laly. Justamente, es lo primero que se rodará.
Nacho, Noelia Oliva, Fede y el otro eléctrico se encargan de las luces. Marina, la directora de arte, quita algunos afiches para reemplazarlos por otros. No debe colarse ningún chivo. Flor Molinari, la vestuarista, prepara el vestuario de Chaco (Flor: ahora no vayas a decirme que sólo te describo jorobando con una peluca, jeje). En tanto, De Caro fue al kisoco de revistas ubicado a pocos metros y compró el Clarín, pensando que se publicaría una nota sobre terror argentino de la que fue partícipe. La notita no salió, pero el diario está interesante: el Suplemento Ñ vino con una interesante entrevista al grosísimo Ray Bradbury, y en la página de deportes se confirmó la negativo de Carlos Bianchi al ofrecimiento del presidente de River José María “Jabba the hutt” Aguilar.
“¿En dónde se habrán metido los hinchas de River?”, pregunta irónicamente De Caro (en Recortadas casi todos somos de Boca).
Dentro de una cabina telefónica, Nancy se encarga de maquillarme. Por mi cara y mi cuello pasa crema de limpieza, un tónico, y fijador. “Un trámite”, dice.


08:26.
Todos a sus puestos. Mauro prende la cámara; Checha, los micrófonos y consolas. De Caro grita “Acción”.
El plano mostraba a un servidor frente a una computadora, tipeando y girando la cabeza en dirección a laly. De Caro dijo que estuvo excelente... Pero la larga toma debe repetirse por un problema con la cámara. Primero se filman planos de Chaco.



Chaco (o Laly) en su puesto.

Volvemos a hacerlo mío, más otros planos en donde pago y salgo del local. Los pibes dicen que quedaron muy buenas. Aplauden.
Mientras desalojamos el locutorio, aparecen Rulo y Caserta. Un grande, Rulo, no me canso de decirlo. Fiel a su costumbre, se puso a contar chistes malos y anécdotas más que interesantes. Además, dice que quedó contento con la entreviste que le hice y posteé en este blog.

Del locutorio vamos a la casa de los padres de Eugenia. Una residencia elegante, muy cómoda, donde se filmarán las escenas de Noelia y de Soelí, quien, caracterizada, parece Moria Casán (seguro que las chicas de arte lo tuvieron en la cabeza). Menos mal que estamos dentro de un lugar: afuera se largó a llover con todo.
Entre los preparativos, equipo y actores almuerzan empanadas traídas por Caserta. “Rulo está haciendo Super size me con las empanadas”, comenta De Caro, ya que Mr. Margani tiene buen apetito. Luego ,el director se reúne con Chaco y con Soelí y explica la escena, que contendrá no poca carga dramática. Al punto que habrá muchos planos secuencias para acaparar toda la intensidad.


Soelí, Chaco y la pelada de Javi.

Qué clima más impredecible. ¡Ahora sale el sol!
Cuando el reloj marca las 13:22, arranca la filmación de la escena. Es indispensable un clima más intimista, por los miembros del equipo no involucrado en la realización debemos salir a la vereda. Desde ahí podemos escuchar las fuertes discusiones entre los personajes de Laly y su madre.
El cielo se nubló. ¿Volverá a llover?
“La lluvia nos jodió la existencia desde el primera día de rodaje”, dice Eugenia.
Termina de filmarse el dramático dueto. Aplausos para las actrices, quienes quedaron agotadas. Rulo dice: “En esta película no se actúa bien. Se actúa GENIALMENTE”.


17:30 pasadas.
Vamos rumbo al puente donde se filmarán los últimos planos de la jornada. Tengo el privilegio de viajar en el auto de Rulo, el mismo que se usó en Mundo Grúa. Por el espejo retrovisor cuelga una bolita espejada que, al pegarle el sol, produce un simpático efecto de discoteca reducida. Tras ir varias cuadras por la Av. 13, desembocamos en calles repletas de lomas de burro. Pasamos por la República de los Niños. “Nunca fui”, dice Caserta, sentado junto a Rulo. “Voy a traer a mi hijo cuando sea grande”.
Llegamos a un paraje boscoso, al costado de la ruta. El equipo se encuentra junto al punte que servirá cómo telón de fondo de la escena de turno, en la que participan Levy y Chaco. Foto y sonido están listo, ya que fueron los primeros en llegar a la locación. Algunos están preocupados porque va habiendo cada vez menos luz. De Caro putea.
Se filman varias tomas dentro de un mismo plano. Los primeros intentos quedan maso-maso, pero los siguientes funcionan.
“¡Vamos que se va la luuuz!”, grita Javi.
Planos terminados. Aplausos. Se desarma todo y cada uno para su casa, ansiosos por ducharnos y dormir un poco. Otra vez vamos en coches como caravana.
Los Sureños viajamos como antes, más Fede. “Necesitaba esto”, dice el nativo de Temperley, mientras, por la ventanilla abierta, el viento le da en la cara.
Vuelven a sonar Los Cafres.
El sol, listo para ocultarse.

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