martes, 27 de noviembre de 2007

Todos en la madrugada

Sábado 24 de noviembre. Toca filmar en un campo ubicado en las afueras de La Plata, durante la noche-madrugada de hoy y el día de mañana. Por lo tanto, la mayoría del equipo sale para allá en auto a eso de las 17 hs.
Un servidor va un poco más tarde —a eso de las 19:30—,con Caserta y Susana Conti, la actriz que interpreta a Doña Elisa, un personaje importante en la historia, al punto que no puedo contar mucho al respecto, excepto que parece una dulce abuelita.
Este fin de semana tampoco podremos contar con Laura (Sigue en el Festival de Cine de San Luis) pero tampoco con Flora, quien debe estudiar para exámenes. Seguro le irá bien.
Durante el trayecto, Oscar, el chofer del auto y amigo del padre del productor, cuenta que de chico quiso ser actor, pero la vida lo llevó por otro camino. Pero supo tener una oportunidad dorada. “Mi tío era Tino Pascalli”, cuenta, refiriéndose a aquel actor alto, pelado y co cara de bueno que brilló en Los Campanelli y en La Tuerca. “Murió el año pasado, pobre”.

20:40.
Luego de atravesar toda La Plata y de hacer kilómetros de campo, llegamos a la locación: una casa en medio de la nada, dentro de La Armonía, una colonia atestada de invernaderos.
Ciertamente, es una casa bien de campo, perteneciente a Daniel (una mezcla de Horacio Guaraní con Argentino Luna) y a Mirtha, tíos de Eugenia.

El siniestro garaje

A pesar de que ya es de noche y si no fuera por el mini pan encendido estaríamos a oscuras, pueden apreciarse un garaje rústico, criadero de conejos, hornos de barro, pieles de conejo colgando de ganchos (¡!) y un tractor que formará parte de una de las escenas a rodarse. Es más: un grupo de los hombres debemos mover el vehículo para cuando sea la hora de filmar.




Simpáticos conejitos.


En uno de los árboles ubicados a los costados del sendero que lleva a la casa, una hamaca yace encadenada a una rama. Se encuentra casi en la penumbra y por momento uno no puede verla. Como Daniela Kronenberg, quien venía caminando tranquila y se la llevó puesta en la cabeza. Tan fuerte resultó el impacto, que se dejó caer en el pasto. Alguien le trae una bolsa con hielo. Pero lejos de retorcerse de dolor, Daniela ríe y bromea. “mañana me va a salir un chichón gigante”, dice.


21:46.
Los directores de fotografía y Chelo, el eléctrico, disponen luces y cables por el terreno. Nacho trata de colgar un fresnel de una rama a como cuatro metros de alto. Sube a una escalera, sostenida por casi todos los demás. A pesar de los varios intentos, no lo logra. Checha lo reemplaza, pero tampoco hay caso. Se recurrirá a un trípode.
Eugenia reparte hamburguesas en pan, que bebemos con jugo. Muy rico.


22: 15.
De Caro, Checha y Alejandro “Pompeyo” Zanga salen a filmar una escena de ruta en el coche de Oscar. Los acompañan Mauro con la cámara.
En tanto, el resto del equipo sigue preparando las luces para las escenas a filmarse en los alrededores de la casa. Es preciso meterle. Según Eugenia: “A las 5 AM amanece, y AMANECE. Se pone todo claro”.
Por lo pronto, es re de noche, hace cada vez más frío y la luna llena hace pensar en la leyenda del lobizón.


Más tarde.
En un claro al costado de la casa se realiza un fogón, pero sin fogón (¿?). Marina, Flor Molinari, Nancy y los chicos de Studio FX Gonzalo y Sabrina, y un servidor nos sentamos a escuchar tocar la guitarra a la directora de arte, al tiempo que bebemos vino tinto. Se genera un muy lindo ambiente. Luego Nancy y Flor salen a preparar a Susana, pero son reemplazadas por los regresados De Caro y por Checha, quien caza la guitarra y arremete con un estupendo repertorio: Los Beatles, Paralamas, tnagos varios, “La isla del sol”, un divertido gato de los Les Luthiers y hasta canciones collas. De Caro ríe y le pide un tema tras otro.
Acaban de llegar Sebastián, Chaco y Mariana, quienes no tardan en sumarse al no-fogón. Muy simpática la capucha del buzo de Levy: lleva dos cuernitos que uno se tienta de agarrar.
En el otro sector, la producción viene atrasada porque uno de los reflectores no funca. ¿Se habrá roto?


Medianoche.
Se filman planos de Pompeyo llegando con el auto. Salen bien.
Gonzalo y Sabrina preparan una cabeza con un agujero en medio de la cara. Al lado, un torno de maniquí y un envase con sangre falsa. Queda claro que la escena que involucrará estos elementos no será romántica.


Minutos después, se filman planos de Pompeyo llegando a la casa y encontrándose con Doña Elisa. Antes de tirar tomas desde distintos ángulos, Mirtha sale de la casa diciendo: “Vamos a ver a Doña Luisa (sic)”.
Decisión de último momento. Una de las escenas a filmarse requiere de dos patovicas, pero sólo se cuenta con uno (Mariano Espinosa, encargado del backstage). Como segundo patova queda designado Sebastián Fernández, culpable del site. “De acá me vo ya Hollywood”, bromea. “Hago Rambo VII”.
De Caro y Gonzalo hablan del plano que se filmará en minutos: un detalle de un brazo de maniquí siendo incinerado por un soplete. Contarles más de la escena sería un pecado.
“Si mi esposa me hace un mate estaría feliz”, dice De Caro mirando a Flor (aclaro por si acaso: no es la esposa).
Diego fotografía el brazo falso. Gonzalo prueba el soplete. Da impresión.
“Esta es la escena en la que volamos el tractor”, dice Javi. Los dueños de casa (y del tractor) ríen.




El tractor en cuestión.

Lo del brazo se filma en una sola toma. El resultado es aterrador.
A continuación, un plano tampoco demasiado menos light: una cabeza siendo incinerada.
Son las 02:12. ¡Hace muuucho frío!
“Listo, vamos a hacer Ghost Rider”, dice De Caro, frente al monitor.
Sonido, cámara, acción... Y, en uno de los momentos más memorables de la noche y seguramente del rodaje, la cabeza de telgopor queda rostizada. Tan impresionante fue, ue todo el equipo vuelve a ver la toma.
“¡Cómo pueden filmar estás cosas!”, comenta Daniel.


Quedan menos horas de oscuridad. Hay que filmar rápido. El equipo trabaja a full. Llegan Mariano y Fede con dos de los acotres, entre ellos, Patricio Arellano. Ambos quedan en manos de Nancy y de Flor. Chaco y Levy duermen.
El frío es demasiado. Algunos permanecemos dentro de la casa, comiendo bizcochuelo y bebiendo café o mate.
Zanga y Arellano pasan la letra. Les toca filmar una de las escenas más intensas de la película.


04:00 pasadas.
El equipo, casi listo para filmar.
Un servidor se cae de sueño y de frío. Tras quedarme dormido en un sillón, voy al cuarto en donde la mayoría reposará en bolsas de dormir. Marina ya está acostada en un sillón y cubierta por una frazada.
Me ubico sobre una sillas, como los niños que se duermen en las fiestas. Se me cierran los ojos. Los ruidos del equipo se oyen lejanos...

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